Hay algo acerca de la ficción de vampiros que hace que resulte fácil volver a ellos una y otra vez, ya sea para buscar el modo de trastocar, modificar o expandir su mitología, o simplemente para revisitar lo que ya conocemos, y un recurso bastante común es hacerlo a través de historias que tocan temas universales o de actualidad.
En el caso de Dark Red, cómic publicado por Aftershock Comics y creación de Tim Seeley (Hack/Slash, Revival, Grayson) y Corin Howell (The Girl in the Bay, Bat-Mite, Ghostbusters) como suele pasar con muchas de las mejores historias de horror, las alegorías al mundo real sirven para dar una profundidad adicional a la obra.
Charles “Chip” Ipswich es uno de los olvidados, hombres y mujeres que viven un día a la vez sin esperanzas de un mejor mañana, los desposeídos que habitan en áreas rurales cercanas a las grandes urbes y que muchas veces dependen de que alguna corporación que invirtió en la zona no se lleve sus plantas a otra parte, donde operarlas sea más barato al explotar a sus trabajadores. Chip vive en Fall's End y trabaja el turno nocturno en la tienda de conveniencia/gasolinera local, pero lo que lo distingue de sus vecinos es que es un vampiro.
Pero sus vidas cambian cuando aparecen otros vampiros en el pueblo, lo que es una invasión del territorio de Chip y una transgresión al código bajo el que se rigen las criaturas nocturnas. Sus líderes son una pareja que desea hacer una alianza con Chip para presentar un frente unido contra la élite de su especie, establecida en la cercana ciudad de Chicago, y con un demagógico discurso acerca de recuperar lo que es suyo, de dejar de subyugarse a los demás, casi logran convencerlo de que se les una. Casi.
El problema es que no sólo son supremacistas blancos, sino que son, literalmente, nazis. Y Chip, como quienquiera que haya peleado en la segunda guerra mundial, odia a los nazis, por lo que hará todo lo posible por repeler a los invasores y proteger a su pueblo. Es momento de que se convierta en el héroe que siempre quiso ser, aún si nadie se llega a enterar de sus aaciones.
El dibujo de Corin Howell es muy atractivo a la vista. Tiene un trazo muy limpio y hace un gran trabajo con las expresiones faciales de sus personajes, lo que le va muy bien a la historia. El color es obra de Mark Englert, quien usa una vibrante paleta de colores brillantes que complementa muy bien el dibujo y hace de esta serie una atractiva experiencia visual. El equipo creativo lo complementan los rotulistas Marshal Dillon y Carlos Mangual, cada uno de ellos responsable de uno de los arcos de cinco números de la serie.
Publicada por Aftershock desde marzo de 2019, han aparecido diez números de lo que se supone es una serie abierta, aunque no se han hecho anuncios sobre su futuro tras la conclusión de su segundo arco argumental hace un par de meses. Los primeros cinco números de la serie fueron recogidos hace meses en un tomo recopilatorio, y el segundo volumen aparecerá en tiendas y librerías en las próximas semanas. Además, hace unos meses se anunció que a mediados del próximo año se publicará Dark Red: Year One, un tomo de pasta dura con los diez números publicados hasta el momento.
Incluso si ése no es el caso, pero les gustan las historias bien contadas, o desean leer algo que se aleje un poco del tono más convencional de los cómics de superhéroes sin volverse demasiado transgresor o experimental, ésta también puede ser una opción interesante, producto de la colaboración entre uno de los escritores más sólidos del momento y una talentosa artista que con cada proyecto parece mejorar su trabajo. Lectura bastante recomendada.
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