Search This Blog

Friday, May 29, 2020

The Dead Hand, de Higgins y Mooney


Durante los últimos años de la Guerra Fría, Carter Carlson fue uno de los agentes norteamericanos más importantes y condecorados, pero una misión de rutina realizada justo después del colapso de la Unión Soviética, donde debía supervisar el estado del viejo arsenal comunista, resultó en un descubrimiento que le cambió la vida y alteró el curso de la historia. Casi treinta años después, Carlson es el comisario de Mountain View, un pequeño y típico pueblo estadounidense en medio de las montañas.

Aunque, pensándolo bien, tal vez no sea tan típico. Nadie abandona nunca el pueblo, no hay visitantes, y sus habitantes tienen protocolos especiales para la aparición de cualquier forastero. Es evidente que el aislado poblado oculta un gran secreto. ¿Mencioné que Carlson no es el único exespía que vive ahí? Éste es el mundo de intriga y secretos que Kyle Higgins (Batman: Gates of Gotham, Nightwing), Stephen Mooney (Grayson, Angel, Spike) y Jordie Bellaire (Vision, Buffy, Redlands) nos presentan en The Dead Hand, una miniserie de seis números publicada por Image Comics en 2018, recopilada en un solo tomo a finales del mismo año bajo el título de The Dead Hand vol 1: Cold War Relics.

El mayor secreto militar de la Unión Soviética hacia el final de la guerra fría era el desarrollo de un sistema autónomo de represalia controlado por una inteligencia artificial, cuya misión era vengar a su nación en caso de que ésta cayera víctima de un ataque nuclear. El problema es que el proyecto tuvo éxito justo mientras su país se desintegraba a su alrededor, y alguien tenía que asegurarse de que nunca cumpliera con la misión para la que fue construido.

¿Qué tiene que ver Mountain View con todo ello? ¿Por qué hay tantos exoficiales de inteligencia viviendo ahí? ¿Y quién es Roger, el misterioso niño que se oculta en la mitad del pueblo? Todas esas interrogantes forman parte del misterio construido por Kyle Higgins en una historia que mezcla lo mejor de los clásicos del género de espionaje con una moderna estructura narrativa que resulta en una lectura envolvente y entretenida.

El título de la serie hace referencia a la función de "switch de hombre muerto" con que los sovieticos equiparon a su sistema de inteligencia artificial, el cual constituye un último recurso, una alternativa que asegure su venganza en caso de perder un eventual enfrentamiento nuclear, pues fue diseñado para activarse a pesar de que no quede una sola mano viva que pueda hacerlo.

No puedo contar mucho de la trama sin estropear la experiencia de lectura, pues los secretos que esconde la serie son revelados como si fuese un campo de minas cuidadosamente planeado, donde cada explosión sucede en el momento en que su impacto será mayor.

El arte de Stephen Mooney resulta ideal para este relato de intriga tecnológica. Su ágil narrativa le permite retratar de forma efectiva tanto secuencias de acción como escenas de la vida cotidiana en un pequeño pueblo americano, y aunque la consistencia en rostros no es lo suyo, tiene un talento especial para mostrar expresiones faciales, y el peculiar diseño de los montajes de flashbacks y escenas retrospectivas es bastante atractivo a la vista, y el resultado es una grata experiencia de lectura.

Por su parte, Bellaire confirma una vez más por qué es una de las mejores coloristas de la actualidad, adaptándose a las necesidades tonales de cada proyecto. Aquí crea un marcado contraste entre las apacibles escenas del pueblo y los frenéticos escenarios de las operaciones militares y de espionaje, pasando de una paleta a otra de una forma tan sutil que nunca se sienten como cambios bruscos.

Por momentos la historia parece abusar de ciertos clichés propios de la ficción de espionaje, pero cada vez que crees entender lo que está ocurriendo y saber el rumbo que tomarán las cosas, te topas con un giro sorpresa que te mantiene a la expectativa durante toda la serie y resulta en una experiencia de lectura increíblemente fresca sin importar cuántos relatos de espionaje hayas visto o leído. Cuando algunos de los adolescentes del pueblo se ven involucrados en el misterio como producto de su natural rebeldía y actitud desafiante hacia sus padres y las figuras de autoridad en general, eso proporciona a la historia variantes inusuales para el género.

El ritmo narrativo se acelera o alenta según lo requiera la historia, pero el inteligente manejo de la intriga logra que uno acepte las situaciones más ridículas o exageradas, y me refiero a cosas que incluso en una película de Bond podrían parecer descabelladas. Por desgracia la serie pasó casi desapercibida en su momento, y más allá de que hubo interés suficiente como para publicar el tomo recopilatorio o que éste diga "volumen 1", es poco probable que algún día veamos otras historias desarrolladas en este mundo, como me confirmó un decepcionado Higgins en su visita de este año a México.

En resumen, The Dead Hand: Cold War Relics es una fascinante lectura que hará las delicias de cualquier fan de las historias de espionaje e intriga militar, y es un cómic sorprendentemente divertido para un tema tan oscuro como el potencial fin del mundo como producto de una imparable escalada militar.


Tuesday, May 26, 2020

Black Badge, de Kindt y Jenkins


Los boy scouts o niños exploradores son una de esas organizaciones que tienden a ser ridiculizadas tanto como alguna vez fueron respetadas, y no es fácil entender por qué. ¿Quién más se preocupa porque los niños aprendan habilidades útiles en la vida diaria? Su eslogan es "Siempre preparados", y cuando has ganado todas las insignias, ¿qué más te falta por lograr? ¿Qué tal aprender sobre sabotaje, demoliciones y asesinatos?

Al menos ése es el caso para aquellos que integran las tropas de scouts de élite que forman Black Badge, una rama ultrasecreta del gobierno de los Estados Unidos, la cual recluta a los mejores y más brillantes miembros de entre los scouts de todo el país y los entrena para tomar parte en operaciones encubiertas por todo el mundo.

Pero ¿por qué usar adolescentes para trabajar como espías? Eso nos lo explica dentro de la historia uno de sus oficiales superiores: porque su juventud los vuelve invisibles, nadie espera que unos chicos tengan ese nivel de astucia, y a su edad el cinismo todavía no ha invadido sus corazones.

El guion es obra del aclamado y premiado escritor Matt Kindt (Mind MGMT, Dept. H), en tanto que el dibujo corre por cuenta de su frecuente colaborador Tyler Jenkins (Peter Panzerfaust, Grass Kings), quien una vez más hace equipo en el arte con su esposa y colorista, Hillary Jenkins, en una serie de doce números que fue publicada por BOOM! Studios entre 2018 y 2019.

La historia sigue a una tropa de cuatro scouts formada por Kenny, Cliff, Mitzi y Willy. Éste último es la más reciente adición al equipo luego de que en una misión anterior perdieron a Jimmy, su compañero anterior. Su primera misión los lleva a Corea del Norte con el objetivo de localizar una casa de seguridad y reportar su ubicación, pero poco después descubren que el plan no era rescatar a alguien recluido ahí, como les hicieron creer en un principio.

Antes de que cualquiera de ellos pueda asimilar lo sucedido, deben abordar un tren para trasladarse a Siberia, donde los espera su siguiente misión: liberar a un hombre de una prisión ubicada en medio de la nada. Para hacerlo más difícil, en el camino tienen un incómodo encuentro con su contraparte canadiense.

Sin tiempo para descansar o pensar en lo que hacen, son enviados a Pakistán, donde su misión es ayudar a un espía a cruzar la frontera, pero encuentran evidencia de que Jimmy podría estar vivo y de que los manipulan para realizar misiones distintas a lo que creían...

A lo largo de los años Kindt ha escrito varias historias de espías y agentes secretos, pero el uso de adolescentes como protagonistas añade nuevos elementos a su caja de juguetes, y es claro que se divierte con ellos. Pese a recurrir a clichés propios del género (conspiraciones, intrigas, desconfianza hacia sus superiores), las relaciones entre personajes mantienen la historia fresca y entretenida.

Como el chico nuevo en el equipo, Willy hace todo lo posible por ganarse la confianza de los demás para ser aceptado, y eso lo convierte también en el sustituto del lector dentro de la historia (otro cliché) para ayudarnos a entender poco a poco el extraño mundo de los Black Badges. A través de él y conforme avanza la serie, descubrimos que todos los miembros de su tropa tienen un pasado sombrío y secretos que no comparten con nadie, ni siquiera con sus compañeros y supuestos mejores amigos.

La historia añade además elementos de crítica social y rebeldía adolescente, pues más allá de los tradicionales problemas que implica dejar atrás la infancia de camino a convertirse en adultos, hay ecos de la idea de que el mundo está roto y como los adultos no parecen hacer nada al respecto, toca a los jóvenes asumir las riendas y empezar a trabajar para cambiar las cosas.

El arte de Tyler Jenkins suele dividir opiniones, pues tiene un trazo suelto y un tanto tosco, que resulta en una extraña mezcla de simpleza y suciedad, que más allá de las preferencias estéticas de cada quien le sienta muy bien al tono que Matt Kindt imprime en sus historias. No hay muchos detalles en el dibujo más allá de lo esencial, pero la clara narrativa visual es fundamental para seguir la acción y disfrutar la lectura.

El trabajo de color de Hillary Jenkins es parte esencial del resultado final, pues el uso de acuarelas, inusual en la mayoría de los cómics, resulta en una paleta apagada sin que eso quiera decir que el cómic sea oscuro o le falte vida. Usar un solo color base en las secuencias de flashbacks es otro detalle estético que, además de dar al título una apariencia distintiva, evita confusiones con los saltos en el tiempo narrativo.

BOOM! recopiló la serie en tres tomos de pasta dura entre 2019 y 2020, y aunque el primero de ellos ya está agotado en tiendas y librerías y por tanto no es tan fácil de conseguir, están disponibles a través de varias tiendas en línea.

Es probable que pronto haya una nueva edición, sobre todo si se confirman los rumores, aparentemente confirmados de forma accidental por el propio Kindt, de que pronto podría anunciarse una adaptación a la pantalla, quizás como parte del trato firmado hace unas semanas entre Netflix y BOOM!

En resumen, Black Badge es una entretenida historia de espionaje en la que Matt Kindt encuentra una nueva forma de jugar con el género al tiempo que añade elementos de conciencia social y humor que resultan atractivos incluso para lectores que usualmente prefieren otra clase de historias. Recomendable para gente de casi todas las edades.


Friday, May 22, 2020

Cemetery Beach, de Ellis y Howard


Warren Ellis es uno de los escritores de cómic más influyentes de los últimos 25 años, y aunque su presencia en el medio se ha vuelto cada vez más esporádica, de vez en cuando regresa para recordarnos quién es y qué es lo que hace. Ahora escribe para otros medios, pero tiene un puñado de cómics inconclusos. Uno de ellos es Trees, una cerebral y compleja pieza de ciencia ficción especulativa donde colabora con el artista Jason Howard y cuyo ritmo semilento le ha ganado tantos admiradores como detractores.

Hace un par de años vendieron los derechos para que sea adaptada como serie de TV, pero sus múltiples compromisos han hecho que las actualizaciones del cómic sean cada vez más irregulares. 

En 2018 ambos autores decidieron tomarse un descanso, y Cemetery Beach representa un ejercicio de distracción por tratarse de una historia de ciencia ficción simple y frenética que es tan diferente a Trees como era posible. Quizás la mejor forma de describirla es como una película de acción, con una trama sencilla en un mundo más insinuado que explorado, pero narrada a un ritmo vertiginoso, lo que sorprendió a muchos, y no siempre para bien.

La historia comienza con Michael Blackburn en una celda. Mike es un marine capturado durante una misión de reconocimiento en una colonia con la que la Tierra perdió todo contacto hace mucho tiempo. Se trata de un mundo descubierto a inicios de los 1920, y colonizado una década más tarde. Mike fue enviado a averiguar si la colonia seguía ahí y, de ser así, recabar información sobre su estado e intenciones, pero lo que encuentra es una civilización fascista y llena de lunáticos.

Una vez que escapa de su celda, Blackburn recluta a un guía, alguien que pueda ayudarlo a regresar al punto de extracción para volver a la Tierra, y la única persona disponible en el lugar es Grace Moody, una chica que afirma ser una peligrosa asesina. Lo que sigue es una larga carrera por sobrevivir mientras ambos fugitivos intentan evadir a las fuerzas que los persiguen a lo largo de los distintos sectores de la colonia.

La acción es espectacular y da gusto ver a Howard desatar su habilidad para diseñar secuencias de acción. Tras las explosiones y secuencias de persecución se insinúa una historia más profunda y compleja, pero lo que más destaca son los diseños de armas y vehículos, que derivan de equipo del siglo pasado y sólo puedo describir como dieselpunk.

Cemetery Beach es un cómic de acción incesante que se anunció como el equivalente en cómic a Mad Max: Fury Road, pero lo único que querían Ellis y Howard era una ruidosa pero disfrutable distracción de Trees, y nunca fue su ambición hacer algo como la magistral película de George Miller, así que el desarrollo de este curioso mundo apenas sugerido sólo puede completarse mentalmente.

En resumen, Cemetery Beach no es la clase de cómic que uno esperaría de Warren Ellis, pero si lo leen conscientes de que no busca nada más que ser el equivalente en cómic a un blockbuster de verano, seguro se divertirán. El tomo recopilatorio apareció en el verano de 2019 y es fácil de conseguir, pero si prefieren una probadita antes de comprarlo, Image Comics ofrece la lectura gratuita del primer número en este enlace. Recomendado, pero con las reservas ya expresadas.


Tuesday, May 19, 2020

Scene of the Crime, de Brubaker, Lark y Phillips

Versiones previas aparecieron en Comicverso y La Covacha Mx

A estas alturas todo lector de cómics sabe quién es Ed Brubaker. Para DC Comics trabajó en series como Catwoman (con Darwyn Cooke), Batman o Gotham Central (con Greg Rucka, Steve Lieber y Michael Lark), y en Marvel tuvo un exitoso paso por títulos como Daredevil, Captain America, The Immortal Iron Fist y The Winter Soldier. Su trabajo en Wildstorm es menos conocido, pero incluye las excelentes Point Blank y Sleeper.


En los últimos años Brubaker ha enfocado toda su energía a trabajar en cómics de su propiedad, y podemos mencionar Criminal, Velvet, Fatale, Kill or Be Killed y The Fade Out, creados en colaboración con artistas como Sean Phillips y Steve Epting, que están entre los mejores cómics producidos en los últimos veinte años. Su más reciente lanzamiento, Friday, creado junto a Marcos Martín y distribuido en formato digital a través de Panel Syndicate, pinta para ser otro clásico instantáneo.

Pero si nos remontamos al pasado, hay muchas otras joyas que podemos rescatar de su amplia bibliografía. Por ejemplo, a finales de los noventa, tras haber participado en múltiples antologías para sellos independientes y hacerse de cierto nombre gracias a historias como Lowlife (dibujada por él mismo), An Accidental Death, y The Fall, Brubaker llegó al sello Vertigo, que habría de servirle como puerta de acceso a DC Comics.

Scene of the Crime: A Little Piece of Goodnight marcó además la primera vez que Brubaker colaboró con los artistas Michael Lark, uno de los dibujantes de Gotham Central y de su etapa en Daredevil, y Sean Phillips, su colaborador más frecuente, además de cocreador y copropietario de Criminal, Incognito, Fatale, The Fade Out y Kill or Be Killed, quien se encargó de entintar esta miniserie de cuatro números a partir de la segunda entrega.

El protagonista de la historia es Jack Herriman, un detective privado que, pese a vivir en el presente y ser demasiado joven como para emular a los protagonistas de las novelas de Mickey Spillane, Raymond Chandler o Dashiel Hammett, se ve envuelto en una trama que recuerda a aquellos relatos. Herriman es un personaje complejo y de tendencias autodestructivas, un ex-alcohólico y ex-drogadicto de carácter muy impulsivo.

Como detective, Jack es un profesional que conoce sus limitaciones, por lo que evita involucrarse en peleas siempre que es posible. De hecho, parece no sentirse cómodo con ninguna forma de violencia, pues a diferencia de muchos de los ficticios detectives pasados o presentes, no le gustan las armas de fuego ni nada que tenga que ver con ellas, probablemente como resultado de la relación con su padre, que era policía.

Debido a los frecuentes problemas con su padre, el joven Jack dejó su casa y fue criado por su tío, Knut Herriman, un fotógrafo forense retirado que es además una celebridad local. En la actualidad su trabajo es exhibido en una galería de arte cuyo nombre hace honor al lugar donde Knut capturó la mayoría de las imágenes que lo hicieron famoso: "La escena del crimen", y muchos de sus contactos son ahora el principal apoyo de Jack.

En Scene of the Crime: A Little Piece of Goodnight, Jack es contratado por una mujer para investigar la desaparición de su hermana menor. El caso no parece presentar complicaciones pues todo apunta a que se trata sólo de una secta que manipula a jóvenes confundidos para obtener dinero de sus familias. Pero las cosas son más complejas de lo que pensaba y en vez de investigar una simple desaparición, Jack se sorprende trabajando en un caso de homicidio.

No quiero contar mucho de la historia, pues los giros argumentales son parte integral del género negro y todo mundo merece la oportunidad de experimentarlos de primera mano. El manejo de diálogos de Brubaker siempre ha sido una de sus fortalezas, y aquí se muestra en gran forma al construir personajes complejos y creíbles a partir de pequeños momentos, y enriqueciéndolos con las relaciones que crea entre ellos.

El rico elenco de personajes secundarios de Scene of the Crime incluye al mencionado Knut Herriman y a Molly, su eterna prometida; a Paul Raymonds, ex-compañero del difunto padre de Jack en la policía; y a Steve Ellington, otro investigador privado, amigo de Jack, quien es fanático del cine y las novelas noir, y lo manifiesta desde su propia apariencia, emulando a sus héroes ficticios, sombrero incluido.

El arte de Michael Lark, con su trazo limpio y un pesado pero eficiente uso de sombras, resulta el complemento ideal para el oscuro pero íntimo relato creado por Brubaker. El mismo Lark entintó el primer número, pero el arte se beneficia con las tintas de Phillips en el resto de la historia, pues añade texturas y le da otra dimensión a las expresiones faciales. La limpia narrativa que surge de la combinación hace muy agradable la lectura de esta serie.

El hecho de que la miniserie tuviera un subtítulo, además de la historia corta aparecida en un especial de Vertigo, parecen indicar que la intención era que la serie fuese regular o al menos una serie de miniseries, lo que era una gran idea, pues tanto Jack como los otros personajes tienen potencial para explorar más misterios a su lado, pero por desgracia eso no sucedió.

La serie fue recopilada en un tomo de pasta blanda en el 2000, también bajo el sello Vertigo, pero hoy día resulta complicado encontrar ejemplares tanto de los números sueltos como de ese tomo recopilatorio. Por fortuna, una vez que Brubaker recuperó los derechos de la obra, en 2012 apareció una nueva edición de lujo en pasta dura, con mayor tamaño y material adicional, la cual fue publicada por Image Comics.

Scene of the Crime: A Little Piece of Goodnight es una gran historia de crimen y misterio que muestra que la calidad a la que Brubaker nos tiene acostumbrados ya era una marca de su trabajo desde hace más de veinte años. Ojalá que la buena recepción que tuvo la más reciente edición hubiera servido como aliciente para la creación de más historias protagonizadas por Jack Herriman, pero parece que no fue así. Habrá que mantener las esperanzas de que suceda algún día.


Friday, May 15, 2020

The Old Guard, de Rucka y Fernández


Éste es un cuento de hadas con sangre y balas. Es la historia de una mujer y tres hombres que no pueden morir. Mayormente. Sus nombres son Andy, Nicky, Joe y Booker. Es una historia acerca del tiempo y la edad, y sobre eras, además de amistad, amor y arrepentimiento.

Ésa es la introducción a The Old Guard, cómic creado por Greg Rucka y Leandro Fernández, publicado en 2017.

Andy es la líder de un pequeño grupo de mercenarios con un secreto: no pueden morir. O casi. Ella es en realidad Andrómeca de Escitia y cuenta su edad en milenios. Puede que sus compañeros, Nicky, Joe y Booker, no sean tan viejos como ella, pero todos han vivido durante siglos. 

Ninguno tiene idea de por qué son especiales o a que se debe su condición, pero en general la consideran una maldición. Cuando se vive por tanto tiempo, la vida puede volverse tediosa, pero en la actualidad la vida se mueve tan rápido que no es fácil mantenerse al día con los avances de la tecnología y cada día se sienten más aislados del resto del mundo.

Aunque siempre se han esforzado por mantener en secreto su inmortalidad, es difícil guardar secretos en un mundo hiperconectado y están a punto de descubrir los alcances de la ambición humana en la era de las grandes corporaciones. Esa es la premisa de esta miniserie de acción de cinco números, publicados en 2017 por Image Comics.

El aclamado escritor Greg Rucka (Detective Comics, Gotham Central, Wonder Woman, Whiteout, Lazarus, Stumptown, Queen & Country) hace equipo una vez más con su viejo conocido, el argentino Leandro Fernández (The Discipline, Punisher Max, Queen & Country) para contar una interesante historia de acción, intriga, amistad y traición.

En lo que respecta a la trama, la historia parece muy simple: un grupo de guerreros inmortales se encuentra con que su secreto ha sido expuesto luego de que un viejo contacto les pone una trampa para grabarlos, y ahora un egocéntrico multimillonario dueño de una corporación ha decidido capturarlos para tratar de robar su secreto.

Así que deben hacer su mejor esfuerzo por huir, pelear y ocultarse de sus perseguidores. El problema es que justo en medio de esta difícil situación, sienten la aparición de un nuevo inmortal. ¿Podrán mantenerse lejos de quienes los persiguen y acoger a su nueva recluta?

El arte de Fernández es particularmente efectivo en historias de acción militar, tal como descubrimos hace años con su trabajo en Queen & Country y Punisher. Su efectivo uso de sombras recuerda por momentos al trabajo de su compatriota Eduardo Risso, y la en apariencia simple paleta de color de Daniele Miwa lo complementa a la perfección para crear una atmósfera sombría y melancólica que le sienta muy bien al tono de la historia.

El tema de la inmortalidad como una maldición no es nuevo, e incluso hay momentos de la historia que me recuerdan un poco a Highlander, la película ochentera protagonizada por Christopher Lambert y Sean Connery y la serie de TV que le siguió años después con Adrian Paul como protagonista, sobre todo por detalles como que la inmortalidad se manifieste después de morir por primera vez y que la edad aparente de cada personaje sea justo la que tenían en ese momento.

Pero en vez de crear una mitología mística alrededor de sus protagonistas para enfrentarlos en una guerra secreta mientras intentan mantener en secreto su existencia, Rucka los dota de una humanidad que es exacerbada por su "don", pues a pesar de que éste los separa del resto de la gente, también provoca que reflexionen acerca de temas como el amor y la amistad, la desesperanza, y la añoranza por pertenecer a una sociedad de la que ya no forman parte. También es importante el gran trabajo para crear personajes diversos y bien desarrollados, con personalidades distintas y bien definidas que permiten explorar los temas de la historia de mejor manera.

Es tanto lo logrado en términos de caracterización en esta miniserie, que para cuando termina la serie no es difícil imaginar la posibilidad de que haya más relatos en este mundo con estos protagonistas, ya sea en grupo o de forma individual y en distintos periodos históricos, algunos de los cuales apenas fueron tocados en esta miniserie inicial.

La labor del rotulista es un aspecto muchas veces ignorado, incluso cuando es parte integral del diseño de una serie o tomo, pero en este caso me parece digno de comentar lo que hace Jodi Wynne con el tema de los idiomas, pues en lugar de colocar los textos entre corchetes, como se acostumbra hacer, utiliza tipografías diferentes para indicar cuando los diálogos están en otro idioma. También habría que comentar que el diseño de la publicación es de Eric Trautman, otro colaborador habitual de Rucka.


La miniserie fue recopilada en un tomo de pasta blanda titulado The Old Guard, Book One: Opening Fire en el verano de 2017, el cual es relativamente fácil de encontrar. En diciembre de 2019 dio inicio una segunda miniserie, The Old Guard: Force Multiplied, misma que se vio interrumpida antes de la aparición de su último número debido a la suspensión de actividades en la industria del cómic por causa de la pandemia, pero concluirá en julio próximo, en cuanto se reanude la publicación regular.

Hablando de julio, ese mismo mes llegará a Netflix la película basada en esta historia, así que es probable que haya un renovado interés por conocer el cómic. La cinta será dirigida por Gina Prince-Bythewood sobre un guion del propio Rucka, lo que hace pensar que será fiel al cómic, a diferencia de lo ocurrido con la olvidable "adaptación" de Whiteout. Charlize Theron interpretará a Andy, y le acompañan en el elenco Kiki Layne, Marwan Kenzari, Matthias Schoenaerts y Chiwetel Ejiofor.

En resumen, The Old Guard es un cómic de intriga y acción que debe resultar del agrado de los seguidores de Greg Rucka y de los fans de las historias de acción militar. Una lectura bastante recomendable.


Tuesday, May 12, 2020

Batman: Creature of the Night, de Busiek y Leon


Bruce Wainwright es un niño obsesionado con Batman. Adora todo lo que tenga que ver con el hombre murciélago y lee cuanto cómic del vigilante de Ciudad Gótica puede conseguir. Pero su obsesión toma un giro inesperado luego de que sus padres son violentamente asesinados, alterando su vida de forma definitiva.

Batman: Creature of the Night
(2017) es una miniserie escrita por el veterano Kurt Busiek y cuenta con arte y color del talentoso John Paul Leon.

El guionista suele referirse a esta historia como un complemento espiritual a Superman: Secret Identity, historia realizada hace más de quince años en colaboración con Stuart Immonen, la cual cuenta la historia de un Clark Kent que, en un mundo muy similar al nuestro, es víctima de burlas por compartir nombre con un personaje de historietas, y su vida se ve transformada una vez que empieza a manifestar habilidades sobrehumanas.

Que sean historias complementarias (al menos en espíritu) no significa que compartan argumento, así que no esperen que al quedar huérfano el pequeño Wainwright herede varios millones o se obsesione por entrenar a tope su cuerpo y mente para convertirse en el vigilante nocturno y protector de las calles de ¿Boston? En efecto, al igual que la serie antes mencionada, Creature of the Night está ambientada en un mundo muy similar al nuestro, y en este caso las acciones comienzan en 1968 en Boston, Massachusetts.

A pesar de contar con un tutor legal, un tío que lo estima mucho pero no parece interesado en llevarlo a vivir consigo, al salir del hospital el joven Bruce es enviado a un internado, donde la soledad lo lleva a abrazar la oscuridad en su interior. Sus padres le dejaron suficiente dinero como para que no pase apuros, y la habilidad de su tío para manejar inversiones le garantiza tener un futuro cómodo. Pero lo más importante que le dejó la muerte de sus padres, fue un severo trauma que será muy difícil superar.

Tras el trágico incidente que lo dejó huérfano, empiezan a circular rumores sobre una siniestra criatura que desde las sombras ataca a criminales por todo Boston. Pero, a diferencia del justiciero encapotado cuyas aventuras reconfortaban al pequeño Bruce, esta violenta criatura es cruel e implacable es una manifestación física del deseo de venganza de Bruce.

Esta serie dista mucho de ser una típica historia de superhéroes, y por momentos funciona más como un thriller de terror psicológico que busca explorar algunas de las ramificaciones y consecuencias mentales de que Bruce haya presenciado la muerte de sus padres.

Bruce es una persona triste y solitaria, y John Paul Leon hace un gran trabajo al retratar esa condición. El uso de sombras en su arte encapsula a la perfección la forma en que la oscuridad interior de Bruce se ve ahora proyectada al mundo exterior y parece envolver todo su mundo. Además, el sutil uso de expresiones faciales nos hace visualizar a la perfección el estado de miedo y ansiedad constantes en que vive el protagonista.

El diseño de la criatura es perfecto, y sorprende que encaje tan bien en el mundo de apariencia realista que Leon crea a lo largo de la serie. La atmósfera resulta más que adecuada para la historia, y se ve reforzada por un eficiente uso del color, que fue realizado por el mismo artista, quien usó una paleta de tonos apagados que dejan claro que el mundo de Bruce carece por completo de alegría, incluso en los escasos momentos en que permite que un poco de luz entre en su vida.

Mención aparte merece el rotulado del legendario Todd Klein, que da personalidad propia a cada personaje al usar distintas fuentes para sus monólogos internos cuando cada uno sirve como narrador de los capítulos de la serie, e incluso logra que las usadas con Bruce reflejen las diferencias entre la persona que es a diferentes edades y en distintos momentos de su vida.

Más allá de los méritos de historia y arte, lo que más impacto me causó fue la forma en que nos hace reflexionar acerca de Bruce Wayne, un hombre que pasó por una experiencia traumática a corta edad y se entrenó física y mentalmente para convertirse en algo más.

¿Cómo es que el mundo (en especial otros héroes, Superman incluido) confía en el juicio de una persona con claro daño psicológico? ¿Cómo permiten que opere sin supervisión alguna?

Batman: Creature of the Night se siente como una advertencia de los peligros que implica permitir que un trauma del pasado defina una vida entera, y también sobre los riesgos de buscar refugio en la oscuridad que nos acecha en vez de hacer todo lo posible por regresar a la luz. Explora también temas como el miedo y la obsesión, y la forma en que pueden ser una fuerte motivación, pero también una destructiva fuerza.


Traumas, miedo y obsesión son temas esenciales en casi cualquier interpretación conocida de Batman, y son el motor principal tras esta historia. A pesar de que los trastornos mentales son centrales a la trama, no se profundiza en ellos, lo que impide que la lectura se vuelva demasiado cerebral, pero a la vez limita los alcances de la exploración del personaje y la forma en que es definido por sus circunstancias.

En resumen, Batman: Creature of the Night es el complemento perfecto para Superman: Secret Identity, porque si bien la idea de que exista un Superman en el mundo real resulta optimista y esperanzadora, interpretar del mismo modo a Batman debe ser problemático y causarnos conflictos. Después de todo, pocas cosas podrían ser más perturbadoras que la existencia de un Batman en el mundo real.

Friday, May 8, 2020

Assassin Nation, de Starks y Henderson


Durante muchos años, las películas más exitosas en la taquilla alrededor del mundo eran las películas de acción, donde los héroes eran tan rudos como los villanos, no había límite a las balas que podían usar, y cualquier cosa podía estallar en el momento más inesperado. Las cosas han cambiado, pero hay quienes las recuerdan y tratan de emularlas, incluso en cómics.

Quien alguna vez fuera el mejor asesino del mundo está retirado, y es ahora el jefe de la segunda familia criminal más importante. Pero con el nuevo puesto vienen nuevos riesgos, y ha contratado a los mejores veinte asesinos del mundo para que sirvan como sus guardaespaldas. El problema es que los sicarios no suelen trabajar en equipo y la mayoría son competitivos por naturaleza. ¿Podrán trabajar juntos para descubrir quién está tras los intentos de asesinato? Esa es la premisa detrás de Assassin Nation, una divertida y violenta comedia de acción creada por Kyle Starks (Sexcastle, Kill Them All) y Erica Henderson (The Unbeatable Squirrel Girl, Jughead).

Antes que nada, si nunca han leído un cómic de Starks (que también escribe algunos de Rick and Morty), deben saber que el autor adora las películas de acción de los años ochenta, y la mayoría de sus cómics son en tono de comedia, casi como si fueran parodias de esa clase de cine, así que hay que evitar tomarse las cosas demasiado en serio. Sólo vean el título: es un juego de palabras para que "Nación Asesina" pueda leerse también como "asesinato".

No hay mucho desarrollo de personajes, pero al igual que los héroes y villanos que poblaban aquellas viejas cintas, no lo necesitan. Algunos son eliminados de forma espectacular o divertida, y en general sus motivaciones son simples cuando no rayan en lo ridículo o carecen de sentido, pero eso es parte de su encanto, igual que sus nombres. ¿Qué puedes esperar de asesinos que se hacen llamar Chekhov’s Gun, Fuck Tarkington, David Bowie Knife, Taipan, Dave, o los Mamba Twins?

El propio Starks tiene un estilo de dibujo caricaturesco que refuerza la idea de que sus historias tienen como único propósito divertir, pero al hacer equipo con Henderson, que tiene un estilo también caricaturesco pero mucho más detallado y expresivo que el suyo, permite que Assassin Nation ofrezca no sólo bromas visuales efectivas, sino también momentos de inesperada humanidad entre los personajes. La capacidad de Henderson para ilustrar humor es de sobra conocida, pero su experiencia con cómics de superhéroes sale a relucir en las escenas de acción, a las que imprime gran dinamismo y espectacularidad, y en general demuestra sentir el mismo amor por el cine de acción que Starks.

La misma artista se encargó también de colorear la historia, y vale la pena destacar el excelente uso de una vibrante paleta que ayuda a mostrar la acción de forma clara y atractiva, al tiempo que crea una atmósferas ideal para recalcar el tono de cada escena. La historia fue publicada por Image Comics en 2019 como una miniserie de cinco números, y desde hace unos meses está disponible también en un tomo compilatorio.

Puede ser que el tipo de humor o la excesiva (pero nunca glorificada) violencia gráfica de esta historia no sean del agrado de todos, pero si son la clase de persona que disfruta del humor violento o el cine de acción, o quieren leer un cómic cuya única pretensión sea entretener por un rato, como es el caso de algunos tontos blockbusters de verano, deberían echarle un ojo a Assassin Nation.


Tuesday, May 5, 2020

Mary Shelley, Monster Hunter, de Glass, Cuartero-Briggs y Sherman


Invierno de 1816, Ginebra, Suiza. Todos conocemos la anécdota de como Mary Wollstonecraft, su entonces prometido Percy Bysshe Shelley, sus dos medias hermanas Fanny y Claire y el aristócrata poeta Lord Byron, aburridos del encierro obligado por el crudo invierno europeo, se retaron a escribir la historia más espeluznante que fuera posible, y Mary inventó la ciencia ficción con su inmortal novela El Moderno Prometeo, mejor conocida como Frankenstein.

Pero la historia es contada de una forma un tanto diferente en las páginas de Mary Shelley, Monster Hunter, una peculiar miniserie publicada en 2019 por Aftershock Comics, en la que los escritores Adam Glass y Olivia Cuartero-Briggs hicieron equipo con el artista Hayden Sherman y el rotulista Sal Cipriano para ofrecer una nueva interpretación de la historia detrás de la impactante e innovadora novela de Mary W. Shelley.

Además, esta serie ofrece una posible respuesta a aquellos que a lo largo de casi dos siglos se han preguntado cómo es que una joven de diecinueve años pudo haber imaginado los siniestros horrores que pueblan su inmortal trabajo.

La historia parte en Londres en el presente, cuando la encargada de la que fuese la última morada de Shelley encuentra por accidente el diario secreto de la autora, donde ofrece un recuento de lo ocurrido en aquel aciago invierno y los horrores que le siguieron luego de que el grupo de amigos y escritores perdió su alojamiento original pero encontró refugio en la misteriosa y siniestra mansión de los Frankenstein, a las afueras de Ginebra.

Debo mencionar que la trama se cuece a fuego lento, pues la primera mitad de la serie explora las relaciones entre el peculiar grupo de amigos, y ofrece un retrato del famoso grupo de liberales y del rechazo sufrido a causa de su desparpajado estilo de vida, el cual escandalizaba a la conservadora sociedad de la época. También hace hincapié en la ideología feminista que caracterizó a Mary y sus hermanas pese a que contaban con el apoyo de sólo unas contadas amistades.

El buen manejo que los autores hacen de esos elementos me lleva a pensar que además de una historia de horror, Mary Shelley: Monster Hunter merece ser considerada como ficción histórica, pues entrelaza detalles reales de la vida de Shelley y sus allegados con algunos de los pasajes y elementos más conocidos de su épica novela, y lo hace con una naturalidad que lo deja a uno preguntándose cómo es que a nadie se le había ocurrido hacer algo así en todo este tiempo.

Aunque Adam Glass tiene ya algunos años trabajando en cómics, tanto para Marvel y DC Comics como en proyectos propios, varios de ellos también publicados por Aftershock, sus mayores éxitos se han dado en el mundo de la televisión como parte del equipo de escritores de series tan exitosas como Supernatural, Cold Case y Criminal Minds, y en este caso hace equipo con Olivia Cuartero-Briggs, otra escritora de TV, para dar forma a esta historia.

El arte de Hayden Sherman (Cold War, The Few, Wasted Space) puede resultar inusual para quienes no estén familiarizados con su trabajo, pero su trazo suelto y fluido, sumado a un efectivo uso del color para crear atmósferas, le sienta a la perfección a la historia y bastan unas páginas para aceptarlo con gusto. No es fácil describir su estilo, pero la primera vez que lo vi me hizo pensar en bocetos arquitectónicos por la economía de trazos que por momentos llega a rayar en el minimalismo.

Cuando me enteré de la premisa de esta serie tomé nota de ella, porque la idea de mezclar el clásico de ciencia ficción y horror gótico con un poco de ficción histórica es algo que apela a varios de mis intereses, aunque me tomó varios meses poder ponerle las manos encima al volumen que recopila los cinco números de la serie. Pero debo decir que la espera valió la pena y el resultado me dejó aún más satisfecho de lo que anticipaba.

Como mencioné antes, la historia se toma su tiempo antes de desatar todo el potencial de su premisa, pero eso no me parece un negativo, pues los primeros dos capítulos están dedicados a construir la personalidad de Mary antes de incorporar los elementos de su obra, y me parece importante que haya sido así, pues de otro modo esta serie no pasaría de ser una simple curiosidad para fans de la literatura.

Esto permite que la historia trascienda algunos elementos narrativos que con el tiempo se han convertido en tropos del género: el científico loco que juega a ser dios y la perversión de la ciencia en busca de las egoístas metas personales de los científicos participantes. También destaco el manejo de temas que pudieran resultar delicados, como el feminismo o el patriarcado, que se convierten en el motor tras los impulsos revolucionarios de sus protagonistas.


No quiero contar más detalles de la trama, pues arruinaría algunas de las sorpresas más interesantes de la serie, pero baste con decir que, aunque recibimos una conclusión que cierra los arcos de la historia, ésta deja abiertas suficientes interrogantes como para esperar que los autores decidan visitar una vez más este mundo y ofrecernos nuevas aventuras en el interesante universo que han creado. La recomiendo ampliamente.

Friday, May 1, 2020

Once & Future, de Kieron Gillen y Dan Mora


Pocas leyendas son tan conocidas alrededor del mundo como la del Rey Arturo y los Caballeros de la Mesa Redonda. La historia ha sido adaptada y reinterpretada una y otra vez a lo largo de los siglos. Por eso resulta sorprendente que Kieron Gillen y Dan Mora hallaran una forma fresca de abordar el tema.

Todos conocemos la historia del joven monarca que obtuvo su reino gracias a una espada mágica, y asistido por nobles caballeros y un siniestro y misterioso hechicero logró unir a los britones. Tras su trágica muerte se pronunció una esperanzadora profecía: Arthur regresará en el momento de mayor oscuridad de Bretaña. Y es a partir de esa línea que Kieron Gillen (The Wicked+The Divine, Die) encuentra el pretexto para contar una versión diferente de la historia. ¿Y si más que una promesa, la profecía fuese una advertencia? No dice que Arthur volverá para salvar a su país cuando éste lo necesite ¿o sí? ¿Cómo saber que la hora más oscura del reino no es provocada justamente por el regreso de su antiguo monarca?

Pese al tono oscuro de la premisa, Once and Future es un cómic bastante divertido. Duncan McGuire es un apacible, torpe y socialmente inadecuado académico, cuyo más reciente intento de cita se convierte en un predecible desastre, mismo del que se ve salvado al ser interrumpido por la noticia de que su abuela escapó de la casa de retiro donde vivía desde hace unos años y debe ir a buscarla. Lo más extraño es que Bridgette, su abuela, lo llama para decirle dónde está.

Bridgette es una mujer lúcida y llena de energía, y cuando llega Duncan le revela una serie de secretos que involucran tradiciones familiares, magia, monstruos, y la revelación de que las historias no siempre son lo que creemos, y ahora Duncan tiene una nueva responsabilidad que cumplir, lo que pone la mesa para una serie de aventuras que sin duda harán las delicias de cualquier fan de la fantasía en sus muchos tonos.

En cuanto al arte, Dan Mora (Klaus) es el responsable de dar vida a esta mágica historia, y encuentra en la colorista Tamra Bonvillain (Rat Queens) el complemento ideal, con un estilo que encuentra el delicado balance entre magia y realismo, lo que sirve al a perfección a la mezcla de fantasía, historia y mitologia que compone el repertorio de la serie.

Anunciada como miniserie de seis números, las reseñas positivas y la entusiasta respuesta de los lectores a las páginas previas que aparecieron en algunos sitios especializados se tradujeron en que el primer número se agotara antes de salir a la venta, lo que provocó que BOOM! Studios hiciera varias reimpresiones de los primeros dos números para satisfacer la demanda.

También se anunció que en vez de sólo una miniserie con posibles secuelas, la historia se iba a convertir en una serie regular más allá de los seis números iniciales, los cuales, por cierto, ya fueron recopilados en un primer volumen.

Dicho tomo recopilatorio salió a la venta apenas en marzo pasado, al igual que el número 7, que da inicio a un nuevo arco argumental, así que es muy fácil ponerse al día con la historia, sobre todo mientras esperamos que las operaciones de publicación y distribución de cómics regresen a la normalidad.

Si les gustan las historias del Rey Arturo, las leyendas de caballeros y hechiceros y la mitología medieval, ésta es una serie a la que definitivamente deberían echarle un vistazo. Del mismo modo, si les gusta la fantasía o simplemente disfrutan de una buena historia de aventuras, es muy probable que también resulte de su agrado.